martes, 14 de marzo de 2017

La desconocida Iglesia de San Ginés


Si os digo: San Ginés...¿qué es lo primero que se os viene a la cabeza? La churrería, ¿a que sí?

La verdad es que no me extraña porque es uno de los sitios más emblemáticos de nuestra capital, pero hoy no os voy a hablar ni de su delicioso chocolate ni de sus churros, sino de la desconocida Iglesia de San Ginés de Arlés, más conocida como la Iglesia de San Ginés (sin más), que en la foto que os muestro se puede apreciar todo su esplendor.





Seguramente hayáis pasado por su puerta centenares de veces ya que está situada en la C/ Arenal, uno de los ejes centrales de la capital entre la Puerta del Sol y el Palacio Real, y uno de los templos más antiguos de la villa, posiblemente de finales del S. XI o principios del XII, dedicado al culto de San Ginés de Arlés (santo francés fallecido hacia el año 308). En 1.642 sufrió un hundimiento y entre 1.645 y 1.672 se levantaron los muros que actualmente conocemos.

Declarado monumento histórico-artístico en 1.982, consta de tres naves con capillas a los lados, la central es la más alta que separa de las otras dos mediante arcos de medio punto, lo más destacable, a mi juicio, es la capilla del Santísimo Cristo, donde la mezcla de colores y luces hacen de ese rincón algo excepcional y mágico.

Como dato curioso deciros que el templo custodia un archivo parroquial con documentos que datan de 1.480, como la partida de bautismo de Quevedo, el acta matrimonial de Lope de Vega y el acta de defunción de Tomás Luis de Victoria. Y como nota divertida os contaré la leyenda (ya sabéis que soy mucho de leyendas) que versa sobre este templo:

El cuento de  “El cocodrilo de San Ginés” se remonta a la época de los Reyes Católicos.
En 1.499, su hospedero Alonso de Montalbán, inició un viaje a las recién descubiertas Indias para certificar allí las tierras españolas.

Montalbán junto con otros compañeros volvían de su travesía americana cuando un cocodrilo de grandes dimensiones les empezó a perseguir. Amedrantados ante lo desconocido, desembarcaron en Portobello. Los españoles, confiados en haber esquivado al gigantesco bicho, tomaron tierra y se dispusieron a buscar alimentos.

En esas estaban cuando el incansable reptil apareció de nuevo. 

Los españoles, valientes guerreros pero también fervorosos cristianos, no se plantearon ni por un instante qué hacer ante tal fatal destino: hincaron sus rodillas y comenzaron a rezar para que la Divina Providencia (se dice que fue a la Virgen de los Remedios), les salvara de una muerte segura, y así fue, una rama, se precipitó sobre el caimán y acabó con la pesadilla de Montalbán y su gente.

También cuentan que  dentro de la rama apareció una talla de la Virgen que el burócrata de los Reyes Católicos llevó consigo en el barco para que les protegiese ante posibles ataques en su regreso a España.

A su llegada a Castilla, Montalbán decidió construir una capilla dedicada a su salvadora en la iglesia de San Ginés y a sus pies colocó el cocodrilo disecado a modo de ofrenda y los madrileños la empezaron a conocer como “La Capilla del Lagarto”.

Y ahora viene lo bueno, se dice que el “lagarto marino” (así era como se le conocía), estuvo a los pies de la Virgen desde 1.522 hasta que un día desapareció. Existen varias hipótesis:
-          Una dice que fue un antiguo párroco quien, cansado de que la iglesia de llenase de curiosos que tenían más interés en ver al extraño “santo” que en rezar, decidió retirar al caimán y desde entonces nunca más se supo.
-          Y otra, que el animalito disecado está bajo el altar, en restauración.


Yo opto más por ésta segunda opción, ¿vosotros qué opináis?

Y esto es todo por hoy, espero que os haya gustado mi entrada.

¡Hasta pronto!






martes, 31 de enero de 2017

Descubriendo Gallery Café

Gallery Café en C/ Goya 62



Emulando a Pereza y canturreando aquello de: "Bajando por donde los garitos...dejándome caer por la cuesta abajo...he estado tan solito...hasta que te he encontrado...", me he topado con este sitio tan chulo en plena C/ Goya (justo a la salida del metro), y no he podido resistirme a entrar.

Lo primero que observo es que es un sitio pequeño pero acogedor, decorado de manera minimalista y repleto de cuadros de Tintín, que también los tienen a la venta por unos módicos precios que oscilan desde los 30€ a los 60€ (seguramente compre alguno). La decoración me ha encantado.

Después de leer las opciones de la carta,cuyo menú es bastante extenso en platos para elegir (y todos con muy buena pinta), me he decantado por una crema de calabacín de primero, de segundo, carrilleras con salsa de oporto y puré de patatas y de postre, tarta de queso.

Solo os tengo que decir una cosa: los que me conocéis sabéis que no soy nada panera, pues bien, he acabado rebañando el plato de las carrilleras (no digo más jajjajajjaja). Todo exquisito, comida casera a un muy buen precio. Volveré.

También he de añadir el buen hacer y la buena disposición y amabilidad de la camarera que me ha atendido. Da gusto llegar a un restaurante o bar o cafetería y que te atiendan bien y rápido, el tiempo entre plato y plato ha sido el normal, y los dos platos calientes, que ya sabéis que no siempre el trato con el cliente/comensal es el óptimo, pero he de decir que en este caso, ha sido un 10.

Solo llevan 3 semanas abiertos, pero les auguro un éxito tremendo. ¡Enhorabuena!

Y esto es todo por hoy, espero que os haya gustado, y ya sabéis cuando estéis por Madrid no dudéis en pasar por este sitio situado en Goya 62.

¡Hasta pronto!




miércoles, 18 de enero de 2017

Descubriendo Segovia


Encontrándome a los pies de este majestuoso monumento, me embeleso en cada uno de sus 167 arcos constituidos por sillares unidos sin ningún tipo de argamasa, para deleitarme con el magnífico trabajo de ingeniería que los romanos hicieron y, sobre todo, para empaparme de cada una de las historias y leyendas que pesan sobre él.

Acueducto de Segovia
Construido para conducir el agua de la sierra hasta Segovia, el Acueducto de Segovia es una de las mas insolentes obras que los romanos dejaron repartidas por su inmenso imperio.

Ya sabéis lo que me gustan los cuentos de cada lugar que visito, y la fábula que envuelve al Acueducto, os va a sorprender:
Según cuentan, no fue Roma la madre del mismo sino, la pereza. Os preguntaréis: "¿la pereza?", y yo os digo: "efectivamente, la pereza, porque una muchacha que trabajaba como aguadora, harta de arrastrar el cántaro por las empinadas calles de la ciudad, aceptó un trueque con el mismísimo demonio; éste, dispondría del alma de la pequeña si, antes de que cantara el gallo al amanecer, el agua llegaba hasta la puerta de su casa.
Consciente de su culpa, la joven rezó hasta la extenuación para evitar la pérdida de su alma. Mientras, una tormenta se había desatado y el diablo trabajaba a destajo, pero, de pronto, el gallo cantó, y el demonio lanzó un tremendo alarido al quedar una única piedra sin colorar, por lo que, perdió el alma de la muchacha. La joven confesó su culpa ante los segovianos y decidieron rociar con agua bendita los arcos para evitar el rastro de azufre del maligno, el cual salió despavorido clavando sus garras en las piedras." 

Mi experiencia en Segovia ha sido muy gratificante, hice un tour nocturno por la ciudad con la agencia Civitatis
El guía nos enseñó todos los entresijos que, si no vas con alguien que te los enseñe, no los encuentras. Anduvimos por callecitas escondidas, parándonos en puntos emblemáticos y con historia (como fue la casa de Antonio Machado, y recorrimos el camino que recorrieron él y su amada Guiomar -ya sabéis que es el nombre ficticio de su amante- el día que se enamoraron), y acabamos en el Alcázar, que, por cierto, ¿no os resulta familiar?





Según cuentan, Walt Disney en una visita a Segovia, se enamoró del Alcázar y lo reprodujo en el castillo de la Bella Durmiente, pero no hay ningún manuscrito que lo testifique.

Y para finalizar mi entrada de hoy, os diré que me alojé en el maravilloso Hotel Cándido, un espectacular hotel de cuatro estrellas, con todo tipo de lujos (incluido el spa), donde me relajé, comí y dormí divinamente. Sin duda, 100% recomendable.




Esto es todo por hoy, espero que hayáis disfrutado leyéndome, y ya sabéis, si os ha gustado dadme un like e inscribiros en mi newsletter.

¡Hasta la próxima!

lunes, 19 de septiembre de 2016

Redescubriendo Ávila



¿Conocéis Ávila? Todo el mundo conoce Ávila.

Lo recordaba de una manera muy diferente a cómo es. La última vez que fui aún estaba en el cole, con una de esas excursiones anuales a las que nos sometían las monjas cada vez que venían los compañeros franceses a España...no fallaba, Ávila, Segovia y Toledo, todos los años lo mismo, era como "El día de la marmota" año sí y año también.

No sé si era por la acumulación de adrenalina y hormonas pero de Ávila no recordaba casi nada, o por no decir, que únicamente recordaba las murallas y a mis amigas del cole, a mí y a los franceses con una edad del pavo muy importante...pero bueno la visita en mi edad adulta, con adrenalina y hormonas asentadas, ha sido de lo más satisfactoria, y os lo voy a contar.

Ya sabéis lo mucho que me gustan las historias, mitos y leyendas que guarda cada sitio que visito, y de Ávila me quedo con la siguiente:


Se cuenta que Ávila fue fundada por un hijo de Hércules fruto de su unión con Obula, de donde procedería mitológicamente el nombre de Ávila    OBULA -> ÁVILA.
Otra leyenda cuenta que realmente fue fundada por el Rey de Babilonia, Nabuconodosor.

Pero mitos aparte, sí que está demostrado que fue asentamiento celta, pueblo autentico especialista en todo lo referente a construcciones militares, y a tareas pastoriles.

En el 218 hacen su aparición los romanos, siendo precisamente en esta época cuando se configura arquitectónicamente la ciudad, urbanísticamente es un calco a Roma (ya haré otra entrada dedicada a esta maravillosa ciudad), con dos ejes principales cruzando la urbe.
En tiempos de César se integró en Lusitania, una de las tres provincias de Roma, como en el resto del imperio, se llevan a cabo una serie de mejoras en el campo de la agricultura, ganadería y obras públicas (como las calzadas), que entran en declive al mismo tiempo que hace aguas todo el entramado imperial.

¿Sabéis cuál es el personaje abulense más conocido?

La Reina de Reinas: Isabel la Católica.

Nacida en Madrigal de las Altas Torres, educada en Arévalo y finada en Medina del Campo, forjó su carácter en estas sobrias tierras adquiriendo autocontrol y fortaleza de la que haría gala a lo largo del resto de su vida.

Mujer triunfadora en un mundo dominado por hombres, se casa con Fernando de Aragón y en 1474 es proclamada Reina.
De profusas inclinaciones religiosas, bajo su reinado se crea la Inquisición; conocidos son los desgraciados últimos años de su vida debidos a las contínuas desgracias familiares.


Aún así, no hay que olvidarnos ni de Santa Teresa de Jesús ni de San Juan de la Cruz, místicos por excelencia, la primera, infatigable viajera durante 20 años, fundó un total de 32 monasterios, en 1604, se inició el proceso de su canonización, que no culminó hasta 20 años después por el Papa Gregorio XV; el segundo, ingresa en un convento de Santa Ana en Medina del Campo perteneciente a la Orden del Carmelo. Tomó los hábitos como Fray Juan de Santo Matías y en 1567 entabla relación con Santa Teresa de Jesús, ambos emprenden la tarea de reformar la orden a la que ambos pertenecen, Así en 1568, funda el primer convento de Carmelitas Descalzos. Ocupó importantes cargos dentro de la orden y dedicó sus últimos años a fundar conventos por Andalucía y Castilla.

No quiero terminar este post sin hacer mención a su gastronomía: las judías de El Barco, el chuletón y las llemas de Santa Teresa son, sin duda, la denominada "triada gastronómica".
Este menú es el fiel reflejo de la gastronomía abulense, donde cualquier visitante quedará saciado y con ganas de repetir.

Y esto es todo por hoy, espero que os haya gustado.
¡Hasta pronto!



























jueves, 1 de septiembre de 2016

Descubriendo La Vera: Villanueva de la Vera















Enclavada en la falda de la Sierra de Gredos, con el coche nos topamos con este pueblecito de no más de 2.500 habitantes a unos 15 minutos de Madrigal, pero, a pesar de pertenecer a la denominada "Vera", no se parece con el sitio anterior.

Cuentan que el origen de su población tuvo lugar durante  el periodo de la repoblación del S. XII, formándose cuatro aldeas: Mesa, Curuela, San Antón y Salobral. Éstas dependían tanto administrativamente como políticamente de Plasencia hasta finales del S. XIII, momento en que Sancho IV cede los terrenos al canciller de la reina, Nuño Pérez de Monroy. Bajo este señorío, se apilan estas cuatro bajo el nombre de Villanueva.

En la década de los 80 le concedieron el título de "Conjunto histórico-artístico", y no es para menos, porque, como vais a poder comprobar con algunas de las fotos que pude hacer en mi estancia, es uno de los rincones más acogedores que guarda nuestra geografía. Las excursiones que ofrece la Sierra de Gredos o los paseos por el centro, son algunas de las opciones que Villanueva de la Vera te ofrece, es como si de repente saltaras a otro siglo, al medievo, y ves a un caballero sobre los lomos de su caballo cruzando a toda prisa la plaza del pueblo. Merece mucho la pena visitarlo.









El producto típico de aquí es el pimentón, el famoso "pimentón de la vera", en mi caso, pudimos degustar queso de cabra con pimentón que está delicioso y la mermelada de tomate, que nunca la había probado, y me resultó exquisita.

Y esto es todo por hoy, espero que os haya gustado mi entrada.

¡Hasta pronto!

viernes, 19 de agosto de 2016

Descubriendo La Vera: Madrigal de la Vera

Como os decía nada más empezar mis vacaciones y, como lo prometido es deuda, os voy a contar en éste y en post sucesivos, lo que considero mi descubrimiento en cuanto a pueblos con encanto: Madrigal y Villanueva de la Vera.

Puente romano en Madrigal de la Vera
Enclavado en el límite entre Castilla y León y Castilla La Mancha, se encuentra este pueblecito perteneciente a la denominada "Comarca de la Vera" al norte de la provincia de Cáceres y a los pies de la Sierra de Gredos, cuenta con el privilegio de beber de las aguas de la "Garganta de Alardos".

Ya sabéis que siempre me gusta contaros un poco la historia del lugar que visito, y ésta vez, no va a ser menos.
Madrigal de la Vera data del neolítico y calcolítico, prueba de ello son los objetos recogidos en diversas excavaciones arqueológicas como por ejemplo, la necrópolis encontrada en las proximidades al núcleo actual de la ciudad, que data aproximadamente de los siglos V - IV a.c.
Sin embargo, es en el S. XIII cuando aparece por primera vez en los libros, pero no con esa nomenclatura, sino como Madrigalejo. Es en esta etapa histórica cuando pasa a depender al Señorío de Valverde por obra y gracia del Rey Sancho IV.

En 1.835 se independizó de dicho Señorío contando con apenas 70 vecinos. A medida que fueron pasando los años, la localidad fue creciendo gracias a su riqueza y privilegiadas tierras siendo así que llegaron a convertirse en más de 3.000 habitantes hacia los años 60 del pasado siglo, pero en las décadas 70 a 90, como consecuencia del éxodo rural, Madrigal de la Vera vio mermada su demografía. A día de hoy, hay alrededor de unos 1.500 habitantes.

¿Cuál ha sido mi experiencia aquí? Pues bien, he de deciros que estaba un poco escéptica en cuanto al pueblo en sí, pensaba que era el típico pueblito pequeño, de cuatro casas, y sin  mucho más, pero me equivoqué. Sí que es cierto que el centro como tal, es pequeño, que no deja de ser un pueblo, con su Iglesia, su Casa Consistorial y poco más, pero tiene unas piscinas naturales y un río donde bañarte y relajarte...increíbles. 

Me enamoré de este lugar. Sus gentes son muy amables y campechanas y la comida, como en toda Extremadura, exquisita.

Tuve la oportunidad de alojarme en el Hostal El Cardenillo, con unas vistas desde la habitación hacia la Garganta de Alardós (os pongo una imagen de ella un poco más abajo para vuestro deleite -no está tomada desde la habitación, pero sí desde enfrente de la puerta del hostal-), espectaculares. Las personas que lo llevan siempre muy pendientes de sus alojados y muy majos, la verdad. Es un hostal pequeño, acogedor y familiar, y como os digo, enclavado en un precioso entorno natural.

Garganta de Alardos

Espero que os haya gustado esta entrada y que os animéis a conocerlo, estoy segura de que os encantará.

¡Hasta la próxima!






lunes, 18 de julio de 2016

El Palacio de Linares




El Palacio de Linares

De estilo neobarroco el “desconocido” “Palacio de Murga” y la actual “Casa de América” está enclavada en pleno corazón de Madrid de cara a la plaza de Cibeles. Como dato, os diré que aquí se rodó “La Escopeta Nacional” de Berlanga y su nombre se debe a José de Murga y Reolid y a Raimunda de Osorio y Ortega, los primeros Marqueses de Linares.

En 1.872 los Marqueses compraron el solar al Ayuntamiento de Madrid, donde anteriormente se encontraba el depósito de grano que abastecía a la ciudad. Tras su muerte y al carecer de descendencia, el palacio fue heredado por su ahijada, que la hija del administrador, Raimunda Avecilla y Aguado.

Al finalizar la Guerra Civil, el palacio estuvo a punto de ser derruido, hasta que en 1.976, fue declarado Monumento Histórico y en 1.989, se convirtió en la actual “Casa de América”.


Los Marqueses de Linares
Cuenta la leyenda que los Marqueses, realmente, eran hermanos. Hacia 1.830, el padre del Marqués, Mateo de Murga, había mantenido una apasionada relación con una bella cigarrera de Lavapiés, y fruto de ese amor secreto, nació Raimunda (la Marquesa), y, el capricho del destino, hizo que José y Raimunda se conocieran y se enamoraran.

Cuando el padre del Marqués se enteró, decidió enviarle a Londres para persuadirle de sus sentimientos, pero sus esfuerzos fueron inútiles, y a su regreso a Madrid, se casaron.

Fue cuando falleció Mateo cuando se enteraron de su relación incestuosa, habiendo encontrado José un manuscrito de su padre en la cual le confesaba la historia y el por qué de su oposición a la relación. Es en este punto cuando empieza la tragedia de este joven matrimonio.

Se dice que los Marqueses al conocer la situación se dirigieron al Papa León XIII (aunque aquí hay teorías contradictorias y se cuenta que no fue León XIII sino Pío IX), quien les concedió una bula papal, la denominada: “casti convivere”, es decir, les permitía convivir bajo el mismo techo pero en castidad, de ahí que murieran sin descendencia, declarándolo así en su testamento.

Pero, ¿qué pasó entonces con la tremenda herencia?, pues que, como decía antes, fue la hija del administrador (que existen sospechas de si era hija legítima o bastarda del Marqués), la que fue declarada heredera universal del título y fortuna de los Marqueses de Linares.

Algunos historiadores afirman que la niña Raimunda fue fruto del matrimonio y ocultada tras conocerse la verdadera condición de los padres, fue llevada a un hospicio para encubrir el escándalo regresando a palacio con frecuencia en dependencias aisladas. Está teoría podría cobrar algo de razón teniendo en cuenta que los Marqueses ordenaron construir en sus jardines una lujosa mansión denominada “casa de muñecas”, por lo que si, realmente fallecieron sin descendencia, carecería de sentido mandar construir esa mansión con ese fin.

También cuentan que la niña Raimunda era hija de los Marqueses y que éstos se la entregaron a una familia cercana, como sería la familia de los administradores.

Existe también otra teoría, ésta mucho más macabra, que cuenta que los Marqueses, a pesar de la bula que el Papa les impuso, no pudieron refrenar sus pasiones y tuvieron un hijo prohibido que decidieron ahogar y enterrar tras los muros de palacio.


Sea como fuere, lo cierto es que los muros del edificio que tengo a mis espaldas, guardan tantos secretos, que será difícil descubrirlos algún día, y que, una serie de hechos demostrados han dejado clara la presencia de fenómenos paranormales, como son melodías de órgano de origen desconocido o apariciones de un espectro con forma de niña correteando por el salón de baile.

Y esto es todo por hoy, espero que os haya gustado ésta entrada, y ya sabéis, con escribir en el buscador “Viajando con Pat”, podréis seguirme en Blogger, Twiteer, Instagram y Youtube.


¡Hasta pronto!