lunes, 19 de septiembre de 2016

Redescubriendo Ávila



¿Conocéis Ávila? Todo el mundo conoce Ávila.

Lo recordaba de una manera muy diferente a cómo es. La última vez que fui aún estaba en el cole, con una de esas excursiones anuales a las que nos sometían las monjas cada vez que venían los compañeros franceses a España...no fallaba, Ávila, Segovia y Toledo, todos los años lo mismo, era como "El día de la marmota" año sí y año también.

No sé si era por la acumulación de adrenalina y hormonas pero de Ávila no recordaba casi nada, o por no decir, que únicamente recordaba las murallas y a mis amigas del cole, a mí y a los franceses con una edad del pavo muy importante...pero bueno la visita en mi edad adulta, con adrenalina y hormonas asentadas, ha sido de lo más satisfactoria, y os lo voy a contar.

Ya sabéis lo mucho que me gustan las historias, mitos y leyendas que guarda cada sitio que visito, y de Ávila me quedo con la siguiente:


Se cuenta que Ávila fue fundada por un hijo de Hércules fruto de su unión con Obula, de donde procedería mitológicamente el nombre de Ávila    OBULA -> ÁVILA.
Otra leyenda cuenta que realmente fue fundada por el Rey de Babilonia, Nabuconodosor.

Pero mitos aparte, sí que está demostrado que fue asentamiento celta, pueblo autentico especialista en todo lo referente a construcciones militares, y a tareas pastoriles.

En el 218 hacen su aparición los romanos, siendo precisamente en esta época cuando se configura arquitectónicamente la ciudad, urbanísticamente es un calco a Roma (ya haré otra entrada dedicada a esta maravillosa ciudad), con dos ejes principales cruzando la urbe.
En tiempos de César se integró en Lusitania, una de las tres provincias de Roma, como en el resto del imperio, se llevan a cabo una serie de mejoras en el campo de la agricultura, ganadería y obras públicas (como las calzadas), que entran en declive al mismo tiempo que hace aguas todo el entramado imperial.

¿Sabéis cuál es el personaje abulense más conocido?

La Reina de Reinas: Isabel la Católica.

Nacida en Madrigal de las Altas Torres, educada en Arévalo y finada en Medina del Campo, forjó su carácter en estas sobrias tierras adquiriendo autocontrol y fortaleza de la que haría gala a lo largo del resto de su vida.

Mujer triunfadora en un mundo dominado por hombres, se casa con Fernando de Aragón y en 1474 es proclamada Reina.
De profusas inclinaciones religiosas, bajo su reinado se crea la Inquisición; conocidos son los desgraciados últimos años de su vida debidos a las contínuas desgracias familiares.


Aún así, no hay que olvidarnos ni de Santa Teresa de Jesús ni de San Juan de la Cruz, místicos por excelencia, la primera, infatigable viajera durante 20 años, fundó un total de 32 monasterios, en 1604, se inició el proceso de su canonización, que no culminó hasta 20 años después por el Papa Gregorio XV; el segundo, ingresa en un convento de Santa Ana en Medina del Campo perteneciente a la Orden del Carmelo. Tomó los hábitos como Fray Juan de Santo Matías y en 1567 entabla relación con Santa Teresa de Jesús, ambos emprenden la tarea de reformar la orden a la que ambos pertenecen, Así en 1568, funda el primer convento de Carmelitas Descalzos. Ocupó importantes cargos dentro de la orden y dedicó sus últimos años a fundar conventos por Andalucía y Castilla.

No quiero terminar este post sin hacer mención a su gastronomía: las judías de El Barco, el chuletón y las llemas de Santa Teresa son, sin duda, la denominada "triada gastronómica".
Este menú es el fiel reflejo de la gastronomía abulense, donde cualquier visitante quedará saciado y con ganas de repetir.

Y esto es todo por hoy, espero que os haya gustado.
¡Hasta pronto!



























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