miércoles, 18 de enero de 2017

Descubriendo Segovia


Encontrándome a los pies de este majestuoso monumento, me embeleso en cada uno de sus 167 arcos constituidos por sillares unidos sin ningún tipo de argamasa, para deleitarme con el magnífico trabajo de ingeniería que los romanos hicieron y, sobre todo, para empaparme de cada una de las historias y leyendas que pesan sobre él.

Acueducto de Segovia
Construido para conducir el agua de la sierra hasta Segovia, el Acueducto de Segovia es una de las mas insolentes obras que los romanos dejaron repartidas por su inmenso imperio.

Ya sabéis lo que me gustan los cuentos de cada lugar que visito, y la fábula que envuelve al Acueducto, os va a sorprender:
Según cuentan, no fue Roma la madre del mismo sino, la pereza. Os preguntaréis: "¿la pereza?", y yo os digo: "efectivamente, la pereza, porque una muchacha que trabajaba como aguadora, harta de arrastrar el cántaro por las empinadas calles de la ciudad, aceptó un trueque con el mismísimo demonio; éste, dispondría del alma de la pequeña si, antes de que cantara el gallo al amanecer, el agua llegaba hasta la puerta de su casa.
Consciente de su culpa, la joven rezó hasta la extenuación para evitar la pérdida de su alma. Mientras, una tormenta se había desatado y el diablo trabajaba a destajo, pero, de pronto, el gallo cantó, y el demonio lanzó un tremendo alarido al quedar una única piedra sin colorar, por lo que, perdió el alma de la muchacha. La joven confesó su culpa ante los segovianos y decidieron rociar con agua bendita los arcos para evitar el rastro de azufre del maligno, el cual salió despavorido clavando sus garras en las piedras." 

Mi experiencia en Segovia ha sido muy gratificante, hice un tour nocturno por la ciudad con la agencia Civitatis
El guía nos enseñó todos los entresijos que, si no vas con alguien que te los enseñe, no los encuentras. Anduvimos por callecitas escondidas, parándonos en puntos emblemáticos y con historia (como fue la casa de Antonio Machado, y recorrimos el camino que recorrieron él y su amada Guiomar -ya sabéis que es el nombre ficticio de su amante- el día que se enamoraron), y acabamos en el Alcázar, que, por cierto, ¿no os resulta familiar?





Según cuentan, Walt Disney en una visita a Segovia, se enamoró del Alcázar y lo reprodujo en el castillo de la Bella Durmiente, pero no hay ningún manuscrito que lo testifique.

Y para finalizar mi entrada de hoy, os diré que me alojé en el maravilloso Hotel Cándido, un espectacular hotel de cuatro estrellas, con todo tipo de lujos (incluido el spa), donde me relajé, comí y dormí divinamente. Sin duda, 100% recomendable.




Esto es todo por hoy, espero que hayáis disfrutado leyéndome, y ya sabéis, si os ha gustado dadme un like e inscribiros en mi newsletter.

¡Hasta la próxima!

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